Por: Rolando Prudencio Briancon – Abogado y Analista investigador.
Bogotá-Colombia-AGPROG(19-02-2022).- Se me antoja afirmar que Colombia es un Estado fallido por los niveles de violencia que vive, pero sería ir a los efectos y no a las causas. O sea, sería, negar la capacidad de ir a las raíces, y quedarnos sólo en las ramas.
Fue Marx quien sentenció que la partera de la historia es la violencia. Esta afirmación es tan certera, como han sido todos los valiosísimos estudios del marxismo sobre la lucha de clases por el poder.
Y es que no se puede negar que la dominación de una clase sobre otra se asienta en este hecho tan crudo pero real, que es el que en última instancia la que define la detentación del poder, como es la violencia política. Un ejemplo reciente de que es la violencia armada que definió esa detentación del poder es lo que ha sucedido en el GOLPE de 2019 en Bolivia, cuando la golpista de Jeanine Añez y su corte de celestinos sediciosos se hicieron del poder sentados sobre las bayonetas.
En el caso Colombia la vivencia de esa violencia no tienen su origen en lo que todos los días se informa en los medios, que en todo caso serían los efectos; sino que tiene su origen en lo que el Plan Colombia, y la «Guerra Falsa» contra las drogas, que interdictamente ha implementado los EE.UU., a través del Plan Colombia. Una prueba de cuán falsa es esta guerra -a decir del ex agente de la DEA Michael Levine- es que contando con 7 bases militares; Colombia es el país que más droga para exportar produce, así como más materia prima -coca- para garantizar el negocio.
Este «clima» de negocios tiene un efecto multiplicador en la oferta; no sólo en cuanto a la producción, consumo y exportación de droga, sino en otro tipo de servicios, que como es obvio son de naturaleza ilegal; pero además asociado a la violencia, como es el sicariato y el paramilitarismo.
Y las ramas del negocio a las que deriva la actividad del narcotráfico están relacionados a la violencia, que es la raíz, la causa para que Colombia sea declarado un Estado, camino a ser un Estado fallido; precisamente por esas vivencias de violencia que soportan la sociedad colombiana. Sólo a manera de mencionar estos niveles de violencia, según el último reporte presentado por Indepaz, (Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz), en coordinación con Marcha Patriótica y la Cumbre Agraria Campesina Étnica y Popular, entre el 1 de enero y el 17 de noviembre del año pasado han sido asesinados 226 líderes sociales y defensores de derechos humanos en 112 municipios del país.
Para este primer mes del 2022 que acaba mañana, el número de asesinatos asciende a 13. Según el INDEPAZ Colombia, este 29 de enero se produjo el asesinato de la lideresa social Deisy Sotelo Anacona en el departamento de Cauca, en el suroeste del país. Con este homicidio ya van 1.299 desde la firma del Acuerdo de Paz en 2016.
Pero no sólo esta violencia la vive la sociedad colombiana; también la misma la exportan con fines políticos, a países donde a Washington le interesa que se generalice la violencia, mediante el mercenarismo paramilitar.
En el magnicidio del ex presidente haitiano Jovenal Moise se detectó la participación del mercenario Mario Palacios, un ex militar que participó del mismo, junto a otros 18 que han sido detenidos y son investigados por su participación en el mismo.
Pero no sólo es Haití donde la presencia de mercenarios colombianos se ha hecho patente, sino en Venezuela es donde con más virulencia mercenaria han actuado, y también con el objetivo político nítidamente claro, que no ha sido otro que el alevoso ataque a la Revolución bolivariana, tal como el titular de la Asamblea Nacional de Venezuela, Jorge Rodríguez, acusó este jueves al presidente de Colombia, Iván Duque, de ser cómplice de los grupos delictivos armados que operan en territorio venezolano.
En una rueda de prensa, Rodríguez acusó a Duque de armar, financiar y entrenar en «campamentos terroristas» instalados en Colombia a las bandas delictivas que se han insertado en Venezuela. Según el jefe del Parlamento, el objetivo de estos grupos sería generar zozobra en la población y arremeter contra las autoridades del Estado.
Así mismo ratificó en esa línea denuncia afirmó que para la ejecución de esas acciones Bogotá también habría contado con el apoyo de los presidentes de Chile, Sebastián Piñera; de Paraguay, Mario Abdo Benítez; de Brasil, Jair Bolsonaro; así como de los exmandatarios de Argentina, Mauricio Macri; y de Honduras, Juan Orlando Hernández.
Entre los grupos que habría apoyado Duque estaría la banda de «El Koki», que operaba en la Cota 905 en Caracas; la de «Wilexis» en Petare, estado Miranda; la de «El Conejo» en Tejerías, estado Aragua; «El Malony», en el estado Sucre. «Viajábamos a Colombia a recibir entrenamiento paramilitar y así lo hacíamos mensualmente,
Y últimamente Ecuador se ha convertido en otro escenario donde la explosión de la violencia y criminalidad han hecho presa del estado ecuatoriano, colocándolo en estado de emergencia al propio gobierno, donde ya no sólo son las calles donde se enfrentan entre bandas, sino dentro el propio sistema carcelario, que tuvo que quedar bajo control del Ejército, por los casos de violencia carcelaria que han cobrado la vida de reos por cientos, en matanzas en las que las muertes han sido por decapitaciones, golpizas, acuchillamientos, etc., o sea de la forma más violenta.
Así mismo el Ecuador también la presencia de sicarios colombianos han puesto el sello de que el crimen organizado proveniente de Colombia está también está presente, frente a el gobierno de Lasso que se ha mostrado ser laxo con la violencia.
Y en Bolivia, por fuentes reservadas provenientes de Colombia, han asegurado que en la última visita de la hija de Jeanine Añez, Carolina Rivera ha sostenido reuniones con el presidente Iván Duque, para «apoyar» con sus contactos con el paramilitarismo y mercenarios colombianos que generen una ofensiva violenta y desestabilizadora en Bolivia, igual a la de Ecuador.
Para nadie es un secreto que Jeanine Añez está emparejada sentimentalmente con el abogado colombiano tolimense, patrocinador de narcotraficantes y vinculado al paramilitarismo, Hector Hernando Hincapie Carvajal, miembro del partido conservador, y candidato a la cámara de representante por el partido conservador, y miembro del clan Ochoa, es quien logró hacer el lobby para contactar a Duque y Carolina Rivera.
Son estas dos actividades las que Colombia controla, o sea narcotráfico y violencia La una como fuente de financiamiento, y la otra como arma política, para defender los intereses norteamericanos en la lucrativa lucha contra el narcotráfico, y la otra para someter la soberanía de otros países.
REFERENCIAS.
Progresismo Humano 